TestimonioS

A partir de ese encuentro creció una amistad, que me sostuvo y llenó de sentido mi búsqueda de trabajo.
— Jorge María

Jorge María

CARTA ENVIADA POR UNA DE LAS PERSONAS ATENDIDAS EN EL CENTRO

Llegué a Madrid procedente de Buenos Aires en noviembre del 2000, buscando trabajo, pues mi situación en Argentina era desesperada. Pilar fue uno de los primeros rostros que conocí aquí. Me acogió con cordialidad y me explicó la razón de ser del Centro de Solidaridad. Con alegría reconocí, que a pesar de ser recién llegado, su corazón latía con la misma pasión que el mío, pasión por Cristo presente aquí y ahora en el encuentro plenamente humano. A partir de ese encuentro creció una amistad, que me sostuvo y llenó de sentido mi búsqueda de trabajo.

Pero esto que me ha ocurrido a mí, es también lo que les ocurre a tantos hombres y mujeres que llegan al Centro, a través de múltiples camino a golpear las puertas de Pilar y sus colaboradores y que reciben primeramente un acompañamiento humano, un sentido para su búsqueda y para su vida y una capacitación que les permite una inserción social, y un trabajo digno.

Viendo la acción del Centro, verifico que cuando hay una verdadera pasión por Cristo y por el hombre concreto, las obras surgen y crecen más allá de lo que uno inicialmente pensaba y esto ocurre no sólo en España, Italia o Brasil, sino que puede acontecer en cualquier lugar, donde una persona toma en serio su destino y decide ponerse en primera persona a cambiar la realidad, tornándose colaboradora del proceso creador de Dios.